Carmelitas Descalzas en Cuba

V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesus

V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús

Ganadores del Concurso de Poesía

ganador-poesia

Estos son los ganadores del Concurso de Poesía inspirada en la figura y obra de Santa Teresa

1er. Lugar: Maciel Mateos Trujillo (Ciego de Ávila, Cuba) ·premio 300 Cuc y una estatuilla de Santa Teresa
2do. Lugar: Elaine Vilar Madruga (La Habana, Cuba) Premio 200 Cuc y una estatuilla de Santa Teresa
3er. Lugar: Luis Manuel Pérez Voitel (Villaclara, Cuba) Premio 100 Cuc y una estatuilla de Santa Teresa

Hubo dos menciones especiales a quienes se les otorgó un reconocimiento:

1er. Mención: Zorilín Alonso Guerrero (Sancti Spiritus, Cuba)
2da. Mención: Sonia Marqués Díaz (Matanzas, Cuba)

¡Felicidades a los ganadores!

La Comisión para el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús en Cuba agradece a todos su interés y su participación en este concurso, también agradecemos de manera muy especial a nuestros amigos, familiares y bienhechores que desde Costa Rica se han dado a la tarea de recabar fondos y enviarlos a Cuba para poder hacer la premiación, sin su valiosa ayuda no hubiera sido posible hacer estos concursos. Que nuestra Santa Madre Teresa de Jesús que nos enseña a tener un corazón siempre agradecido les alcance de Dios la recompensa por su gran generosidad.

Ganador Poesía

1er lugar: «El credo descalzo».
Autor: Masiel Mateos Trujillo
Ciego de Ávila, Cuba.

Credo descalzo frente al arcángel

EN ÁVILA , EN EL CONVENTO DE SAN JOSÉ ,
AUN CHARLAN LOS LADRILLOS
LA HISTORIA DE TERESA DE CEPEDA Y AHUMADA,
MI SANTA TERESA DE JESÚS

Aún no amanece, Padre, y yo someto los años de mi cuerpo
una y otra vez al ejercicio religioso.
El silencio acompaña estos ladrillos donde mi oración medita.
La humildad ante ti me obliga a espantar el pecado, de la tierra
Mi corazón endurece el latido, en forzoso edicto para reformar las corduras
¡Desterremos el caos! ¡Sigamos la estricta regla de la orden!
Miradme pobre y descalza como los eremitas del monte Carmelo
Casta y obediente en tus bienaventuranza.
Soy responsable padre, de la misión salvífica de Jesús.
Yo subiré con fiebres en mi sien para glorificar tu nombre y no mi cuerpo
Ilustraré a los quiméricos como controlar sus bajos deseos
Corregiré la dirección de mi energía hacia tu rumbo.
Solo tú estas conmigo padre,
Creen que es locura, si tus astas hincan mi corazón con agudos dolores
Creen culpable mi infancia de escuchar romances, mi deseo de ermitaña vida,
haciendo limosna , pretendiendo soledad para mis rezos.
No quiero la vanidad para este cuerpo en paroxismo
Horribles dolores llegan a mi corazón
mas yo veo tu luz atravesando mi deslíes con seglares.
¡No me raptes padre, no me sueltes en el infierno!
Describo esta visión de ti resucitado,
He de aspirar a la perfección de tus celestiales favores,
Aferrada a la antigua misión de quererte, reformo una y otra vez las órdenes.
Aún griten los superiores en su estrado
Yo he de seguirte minuto a minuto, plegaria a plegaria
Sacrifico sumados en pobreza, soledad y silencio
Padre, entre estos ladrillos ocre, los ojos ven solo piedras y humedad;
Pero yo veo a tu hijo, a la virgen a los ángeles que atraviesan mi cuerpo.
Mi oración sigue en curso aun dormida, aun con destemplanza,
Padre tomas mi mano una y otra vez
y este fanático deseo de verte me consume,
Mañana hablaran, dudaran del dardo en las alas del Ángel,
Dudaran de su luz, del fuego de su hierro
y ese quebrarme las entrañas con el infinito amor con que me tomas.
Dormiré sobre un jergón de paja,
Luego he de marcar cada oración en los pasos de las sandalias.
Ocho mese del año me consagrare al riguroso ayuno con renuncia a la carne.
Llévame contigo, ven un instante más a sostenerme.
Hoy he de desfilar sin distinción, diseminada entre las carmelitas.
confundida entre sus ropas humilde como este cuerpo frágil
que te da su cansancio de ciudad a ciudad, de marcha en marcha.
He de edificar diecisiete hogares para mis descalzas
No temeré a la delación, el inquisidor no puede alejarme de tu abraso Padre
Estoy cansada, demasiadas calumnias hieren más que lanzas.
Padre en este último priorato me comulgo.
Has de llevarme en tu luz, una espiral sin regreso.
Mañana los que dudaron, pedirán mi patronato sobre el pueblo de España
Los que ocultaron mis escritos me nombrarán protectora de los escribas.
En mil novecientos setenta seré una exhalación de albor eterna
Y en el décimo quinto día, del décimo mes celebrarán bajo mi manto los pobres
compartiendo este pan que divido en rezos
esta oración de fe para los despojados,
los que sin nada en los pies ponen tu nombre en su ruta
con tan poco que cargar sobre su cuerpo
Tan libres , tan sencillos, tan descalzos
tan pequeños para ser alzados por tus abrazo padre.

2do lugar: «El centro del mundo».
Autor: Elaine Vilar Madruga
La Habana, Cuba

El centro del mundo
(Santa Teresa de Jesús frente al Eterno)

En el centro del mundo se abre la punta de la flecha.
Dios la ha registrado en el hueco de mi corazón,
allí donde los olivos siembran su monte
de visiones
la presencia del grito
más allá del sonido.
La punta de la flecha guarda los ijares del tiempo:
en el lugar donde materia e inmateria se confunden,
donde luz y nada se hacen una
donde la esencia es la diana del espíritu
—logos hecho carne en la carne.
Sé lo que he visto. Sé lo que escribo en estas páginas.
Palabras que son mías pero no.
Palabras que reconozco entre la piedra,
en el cerco de espinas
llamado casa, lugar del mundo, eje.
La punta de flecha enquistada en el corazón
del Amado
abre sus bocas para mí.
La esquirla del tiempo es un segundo de la eternidad,
desvirtuada partícula del cosmos
que busca su paso
hacia el espacio, la carne, el corazón incorrupto
(mi corazón)
sembrado esta vez en el centro de la tierra.

3er lugar: «Escrito frente a la estatua de Santa Teresa, al lado de la puerta del alcázar de la muralla de Ávila».
Autor: Luis Manuel Pérez Boitel
Villa Clara, Cuba

ESCRITO FRENTE A LA ESTATUA DE SANTA TERESA, AL LADO DE LA PUERTA DEL ALCÁZAR DE LA MURALLA DE ÁVILA

Intento adentrarme al monte Carmelo, no he pedido otra cosa ante el levantisco paisaje. Enrarece la llegada del verano estos cimientos que hacen dibujar el magro cielo, también sostengo el dolor y callo, pero siempre, te ruego, mantén en mí la fe por estas escrituras. Callo, pero dialogo con Dios hasta en la penumbra, en la puerta misma del Alba, en sus inmediaciones, diría. Dios escucha. Mi madre pudiera morir en cualquier momento por un linfoma, pero la protege siempre su humildad ante otros desamparados, los que no tienen cura. No estoy seguro, pero temo por ese aciago tiempo, la encrucijada que me hace llegar hasta ti, Santa Teresa de Jesús. Ensimismado, descubro las pequeñas cosas, la unión con Dios al descifrar estos sortilegios y frente a la estatua de Santa Teresa, al lado de la puerta del Alcázar de la Muralla de Ávila, en uno de estos viajes que como revelación de los santos tengo, imagino tu vehemencia.

La mirada escapa pero la luz define su inequívoca fuerza interior. Percibo así el fin del viaje, raras naderías estas. Santa Teresa, la alabanza me hace sostener cada plegaria ante Dios, nuestro Dios, que siempre anda a mi lado. Según tus memorias, mis versos pudieran ser también un árbol ancestral, errático sería no descubrir lo estrictamente necesario para asumir tantas saudades, un tártaro cielo, el dibujo de una isla. La pobreza y el silencio me permiten todo tipo de entendimiento, de justo juicio. Mi madre dice con devoción la Oración a tu nombre, Santa Teresa, y descubro la importancia del silencio, el sacrificio que debemos asumir para glorificar siempre a Dios. El mayor acomodo de las palabras está en no interrumpir el ave que por azar llega a la estatua de mármol y nos provoca fe por un mundo mucho más intenso y bello que este, que nos alarma con los ruidos de los carros y las luminarias de una ciudad. Aferrado estoy también a la cruz, al provenzal instante donde no necesito otra cosa para existir que el aliento de Dios.

Dame tu resistencia ante el dolor, el secreto para crecerme ante cualquier enfermedad. También yo he visto ángeles, mi querida Santa, y no sé por qué miran fijamente mi ropa rasgada, mis manos temblorosas, huesuda imagen por esta larga oración, tu remembranza. Acudo a ti como si estuviera viendo la imagen de Dios, el paso mismo levantisco por el Monte Carmelo, imagino incluso la ruta de los fieles, de los que siempre creyeron en ti cuando ibas de convento en convento. Alabado sea esta rara forma de descubrir entre el mármol puro del tiempo la llegada a estos magisterios, la penitencia misma, el perdón, la necesidad de dialogar con nuestro sino. Pequeño he sido ante Dios, pero también he sido pequeño ante mis iguales. Mi padre murió de un tumor, pero en su cuerpo había dejado una estampilla tuya, devoción que también percibo, orgullo que pudiera confesar ahora mismo. Sin embargo, prefiero callar, no decir más nada.

Frente a esta estatua habitada por el silencio y la fe, me persigno. Hay un aliento interior a estos paisajes. Si tuviera que dibujarte, Santa Teresa de Jesús, tendría que ser bajo un éxtasis definitivo, una gran compasión por esos niños que juegan ahora mismo en las calles de mi isla, felices siempre, al descubrir que no son sus raídas ropas lo importante de tanto júbilo. Mi madre dice con devolución la Oración que mi padre se llevó para siempre al silencio, ahora que intento llegar al Monte Carmelo con tus enseñanzas, ahora que he perdido todas las palabras, veo ángeles, descalzo también estoy y con llagas que no pudieras imaginar, mi querida Santa Teresa de Jesús, ahora que me encomiendo también a ti como un fiel discípulo, como el más pequeño de tus discípulos.

1ra mención: «Alma descalza»
Autor: Zorilin Alonso Guerrero
Sancti Spíritus, Cuba.

Alma descalza
A mi amiga Carmelita
Una muchacha mira el mar desde una torre
navega por su centro la fuerza,
la paz azul se desborda en sus manos
que tejen el cuerpo divino como lunas redondas.
Una muchacha siembra flores en el patio
para calmar la sed de los colibríes,
y fabrica en su interior un néctar amoroso
capaz de sanar la aridez del mundo.
Una muchacha acaricia un gato ciego,
sus labios no quiebran el silencio,
pero su corazón destierra con santas palabras
la soledad y el dolor de los que callan.
Una muchacha se multiplica en el tiempo,
engendra con su humilde claridad
la luz que espera a las crisálidas,
es una semilla, un ala, un dulce fruto,
es un beso en la cruz con el alma descalza.

2da mención: «A Santa Teresa de Jesús»
Autor: Sonia Marqués Díaz
Matanzas, Cuba.

En Alba de Tormes, España se conserva el corazón incorrupto de la Santa Teresa de Jesús.
Eso ha sido la inspiración de este soneto.

…»Y es que tanto amor espero
que muero, porque no muero
vivo sin vivir en mí…
Santa Teresa de Jesús
«A Santa Teresa de Jesús»

Tu amante corazón Teresa,
en su fuego de amor, ardió tan fuerte
que ni aún la podredumbre de la muerte,
pudo hacerlo extinguir cual vil pavesa.

Se quedó como una prueba impresa
de quien sintió tan mística hermosura
y esperó más allá, ¡tanta dulzura!
que de su cuerpo, tenía el alma presa.

Y morías, por no morir Teresa,
pues sabías segura tal ternura
y esperabas amor con tal certeza

Que cuando al fin te liberó el amado,
y en pos de él, volaste con premura,
quedose acá, tu corazón enamorado.

V Centenario Santa Teresa